LA SOCIEDAD ASESINA

"La Naranja Mecánica" es una de las películas más controvertidas e impactantes de la Historia del Cine, una obra de culto, una polémica e incómoda reflexión sobre la violencia y sobre la sociedad que la genera, con escenas de difícil digestión pero que han quedado grabadas en las retinas de millones de espectadores y que ahora coincidiendo con el décimo aniversario del fallecimiento de su director se reestrena en las salas de cine, una buena oportunidad de recuperar esta desestabilizadora y perturbadora película.

La sinopsis nos dice que con paso firme, rompiendo con todo, cantando, zapateando, robando y quebrantando la ley, el mayor vándalo del Derby, Alex, se divierte, por desgracia, a costa de los demás. La vida de Alex, desde sus comienzos como un amoral delincuente punk hasta el ejemplar ciudadano al que han sometido a un lavado de cerebro, parte de la visión futurista de la novela de Anthony Burgess.

He de reconocer que el brutal impacto que me produjo su primer visionado cuando apenas había adquirido la mayoría de edad fue tal que pese a la extraña fascinación que en mi despertó no quise volver a verla en muchos años por lo terrible de la experiencia. Y es que no se trata de un film fácil, Kubrick no suele serlo. El tono del film respecto a la violencia es inédito, satírico y por momentos desconcertante, por poner un ejemplo, mítico es el momento en que la banda asalta la casa de un matrimonio burgués y el protagonista canta el tema central del musical "Cantando bajo la lluvia" mientras los tortura y se dispone a violar a la mujer. Kubrick hace un uso magistral de la música en todo el film, si esa alegre y festiva canción es capaz de convertirla en un himno malsano y terrible, algo parecido logra con la música de Beethoven adulterada por los teclados de Walter Carlos y otras piezas clásicas a las que también les da un giro sensitivo.

El film causó mucho revuelo en su momento e incluso fue prohibido por el propio Kubrick hasta después de su muerte en el Reino Unido al sospecharse que algunos crímenes acaecidos allí parecían haberse inspirado en la película. Y es que la violencia explícita y amoral del film no dejará indiferente a nadie y escenas como la lucha entre la banda de los "drugos" contra la banda de Billyboy en el teatro está filmada como una bella coreografía de danza, lo que puede inducir a creer a alguna gente que el posicionamiento del film respecto a la violencia es incierto o como mínimo ambiguo. Sin embargo, como todo film de Kubrick las imágenes contienen varias capas e invitan a la reflexión, provocan al espectador para que piense por sí mismo, e incluso el final se haya sujeto a varias interpretaciones, aunque sin duda, el film carga las tintas contra la sociedad y el sistema que la rige culpabilizándola en parte de la génesis de la violencia en el individuo, una tesis discutible y que daría para muchos debates que tendrían cabida en otro foro.

Pese a toda la crudeza expuesta, el film suaviza determinados pasajes respecto a la novela que no hubieran pasado la censura de la época. Los más destacables son la edad de los protagonistas que en la novela tienen unos 15 años y que en la película aún mencionándose en una escena que el protagonista todavía va a la escuela, parece claro que deben rondar los 18 años. También la edad de la chica que está a punto de ser violada por la banda de Billyboy y la de las chicas que el protagonista seduce en la tienda de discos se adecúa a los protagonistas cuando en la novela sólo son niñas de 10 años y además las chicas seducidas que en el film tienen sexo consentido en la novela son drogadas y posteriormente violadas.

Cinematográficamente la película también introdujo muchos avances técnicos y estéticos que aún mantienen su vigencia, la meticulosidad de Kubrick se hace notar en cada poro del film, la cuidada escenografía, fotografía, vestuario, montaje... o la espeluznante interpretación que consigue extraer a un actor como Malcolm McDowell que para siempre quedó unido a este personaje. Escenas como la de apertura en el Bar Korova donde los delincuentes amantes de la ultraviolencia beben leche con aditivos (otro simbolismo de múltiples lecturas), la paliza al vagabundo en el túnel, el ataque referido antes a los burgueses o las del tratamiento Ludovico son escenas que ya han pasado por méritos propios a los anales de la Historia, convirtiendo a "La Naranja Mecánica" en un film imprescindible.

U.C. (Daniel Farriol)